CÓRDOBA

Nada más llegar a Córdoba el puente romano nos da la bienvenida, aunque no sólo los romanos han dejado una huella importante, los musulmanes fueron los encargados de llevar este ciudad a su máximo esplendor, porque a lo largo de cinco siglos convirtieron a Córdoba en una de las ciudades más importantes del mundo gracias a su desarrollo cultural y comercial. A lo largo del paseo por la antigua medina, calles que te transportarán al pasado, porque a día de hoy muchas mantienen su aspecto ancestral, conocerás cómo era la capital del Al-Ándalus en el s.X, su siglo de oro, la convivencia que había entre las tres religiones (la judía, la cristiana y la musulmana) y lo que hemos heredado de aquellos tiempos gloriosos. 
Visitar la mezquita-catedral de Córdoba no te dejará indiferente ya que es una construcción única, compleja y ambigua, pero precisamente en ello reside esa belleza tan enigmática. De su parte musulmana no te puedes perder la vista del inmenso bosque de columnas o la riqueza del mihrab y de la parte cristiana, la altura del crucero renacentista o los detalles del coro barroco.
La judería cuenta con la única sinagoga en Andalucía conservada a día de hoy y el entramado de sus calles está salpicado por rincones con mucho encanto.
No podemos olvidarnos de los patios cordobeses, sus flores, sus sillas de enea o sus búcaros te enamorarán. Pero la ciudad ofrece mucho más, plazas con construcciones que se remontan al s.XV, bellas iglesias, casas nobiliarias…
Hacer una parada para probar los platos típicos de Córdoba es obligatorio, no te puedes perder el salmorejo cordobés o platos heredados de la época musulmana como las berenjenas fritas con miel.
La artesanía es muy importante en esta ciudad, técnicas que trabajan el cuero y la plata, las cuales se remontan a la época Califal.
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